A HARD RAIN'S A-GONNA FALL
La conversación de la semana pasada en los corrillos del café y alrededor de los ceniceros fue el tele-trabajo y no me pude escapar de los planes de mis compañeros sobre cómo organizarían su trabajo desde casa. Hay un convencimiento unánime de que se currarían muchas menos horas y de que cundirían más. Alguno ha calculado el tiempo ahorrado al día, la gasolina y los tiques de comida. Luego viene el tópico de la conciliación de la vida familiar y laboral, los hijos y los padres y la consabida ración de cambio climático. A mí todo me parece estupendo, salvo lo del cambio climático, que ya no hay quien lo pare. Es una lucha particular de los países desarrollados, que somos minoría y no tenemos nada que hacer frente a los millones de habitantes, digamos, de Asia (si sólo los contamos a ellos), que desean alcanzar el grado de desarrollo que tenemos en los países occidentales. No pretendo alabar las excelencias del consumismo ni me declaro en contra del ahorro energético, todas ellas medid