ABSOLUTE BEGINNERS

Con "Absolute beginners" (pulsa para ver la letra completa) iniciamos la colección de “Himnos Semanales o Canciones para soportar mejor la semana en el trabajo”, con el propósito de ayudar a nuestros lectores a sobrellevar las dificultades que les puedan surgir en el entorno laboral. Nuestros expertos harán una selección semanal de canciones o himnos que pueden cantarse como mantras y que les ayudarán a atraer la buena suerte, les servirán como liberación de la ira o del dolor; o centrarán su mente en pos de una meta, para que consigan su propósito sin salirse del camino.

Cuando David Bowie publicó "Absolute beginners", ya no se encontraba entre nuestros artistas favoritos. La década de los setenta le había pertenecido casi en exclusiva y terminó siendo la inspiración de toda “la modernidad”, el creador oficial de tendencias, un auténtico líder; pero en los ochenta, después de editar "Scary Monsters", dejó un poco de lado la música, se dedicó al cine, se vendió al sistema y empezó a hacer cosas absurdas, como un dúo con Mick Jagger, (Dancing in the street), que nos sorprendió, y otro con Freddie Mercury, (Under Pressure), que nos horrorizó, por ser un artista de dudoso gusto y de actitudes exageradas. En esto último coincidía con Bowie, pero el Gran Duque Blanco siempre se había caracterizado por su elegancia innata, pese al manierismo, mientras que Mercury toda la vida fue un hortera redomado.


Cuando se editó, la canción nos pareció convencional y facilona, con una letra llena de tópicos; pero lo que más nos decepcionó fue que un antiguo mod no se aplicara con más cariño en la banda sonora de una película que mostraba con tanta claridad cómo fueron los años de su adolescencia en Inglaterra a finales de los cincuenta.


Sin embargo, "Absolute Beginners" ha envejecido bien y se ha convertido por méritos propios en la mejor canción de Bowie de los ochenta e incluso ahora puede incluirse entre sus mejores canciones de todos los tiempos. Con un sonido "duduá" de finales de los cincuenta, la época en la que está ambientada la película del mismo título de Julian Temple (con Patsy Kensit, Ray Davies y el propio Bowie, entre otros) y el libro de Colin MacInness en el que se inspiró aquella, destaca la voz y la interpretación que hace del tema David Bowie, dramáticas y desgarradas. Aparte del aire retro, la canción cuenta con un "must": los solos de saxo tocados por el propio Bowie, que son, además, el distintivo de cualquier canción o banda sonora de película de los ochenta que se precie.


Lo más llamativo, sin duda, y el motivo por el que está incluida en una sección de "Himnos Semanales" es la emotiva letra que habla del amor, de su invencibilidad y de la fuerza extraordinaria que nos da cuando caemos en él. Bowie nos presenta un amor omnipotente, contra todos, contra el mundo.
El narrador no tiene nada que ofrecer ni nada que tomar; sólo puede ofrecerse a sí mismo y el amor que posee. Como un completo principiante, tiene mucho que aprender. No sabe nada, sólo que no es un tonto ni está ciego y que está inseguro. Pero lo único que le importa es que ama de forma absoluta.

El resto de la letra insiste: mientras tenga amor, no hay nada que temer; nada se va a poner por delante de los amantes, la fuerza de su amor es el garante de su victoria; el triunfo está asegurado y no habrá malos momentos mientras permanezcan juntos.

¿Por qué un himno al amor está incluido en los Himnos Semanales? Me dirán los lectores que el laboral no es el ambiente más apropiado para proclamar el amor a gritos. Pero insisto, lo importante es el estribillo, que nos convence de que es posible vencer todas las dificultades con las que podamos encontrarnos. Esto es lo que la convierte en una canción muy apropiada para momentos de debilidad anímica.

De hecho, varios médicos coinciden con nosotros en que cantar en voz alta:

"If our love song could fly over mountains, could laugh at the ocean, just like the films,

there's no reason to feel all the hard times, to lay down the hard lines, it's absolutely true."

es absolutamente (como dice la canción) liberador: uno consigue recargarse de energía positiva y liberar energía negativa sólo con pronunciar esas palabras.

Recomiendo, pues, a los lectores, repetir el estribillo (y la canción entera, si lo consideran necesario), siempre que se sientan desfallecer y que necesiten un chute de energía extra.


Además, cantar a capella es un buen ejercicio para el cerebro.


Hasta la próxima.

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