Entradas

Mostrando entradas de mayo, 2007

MY GENERATION

Como llevamos varias semanas sin posts, habrá empezado a pensar que la colección de himnos para soportar la oficina se ha terminado, pero no es así. Aprovechando que esta noche actúan los Who en Madrid, para esta semana, le propongo un himno generacional comom dios manda. Como aperitivo, no os perdáis: http://www.youtube.com/watch?v=zqfFrCUrEbY Do I hope to die before get old? Have fun!

THINGS ARE GOING TO GET BETTER

"El servicio de himnos semanales para soportar una semana tediosa" se había tomado unas vacaciones, ya que muchos de sus subscriptores avisaron de que iban a estar ausentes por las vacaciones y los puentes. Hoy, con ánimos renovados, vuelve al ataque. Debemos informarles, sin embargo, de que nuestro asesor musical ha sufrido una mutación genética que ha desarrollado su lóbulo cerebral izquierdo en demasía y que provoca en él un optimismo contumaz, por lo que todos los himnos que se le ocurren hablan de amor, de concordia, de felicidad. Yo, que soy básicamente escéptico, no creo en tales mutaciones y me arriesgo a aventurar que simplemente, debe de estar enamorado, aunque, después de tantos años de trabajar juntos, me extraña; o que le han obligado a ingerir alguna pócima extraña que ha mudado su carácter. O que la primavera ha llegado y se le han disparado las hormonas. Lo que sea. Esta nueva entrega es un himno para cantar cuando todo va mal y que funciona como por ensalmo:

EL BUEN PASTOR

No sé muy bien por qué ahora todas las películas son tan largas. Ésta, en particular, dura 2 horas y 47 eternos minutos. Es inhumano someter al espectador a la tortura de permanecer en un mini-cine, sentado casi tres horas, sin estirar las piernas, sin intermedio, sólo por ver una película que no es extraordinariamente interesante. Lo de estirar las piernas parecerá una "boutade", pero mido más de 1,85, tengo problemas articulares y cada día menos paciencia cinéfila; lo que contribuye a que, si la película no es muy buena, yo no consiga mantener la atención en la pantalla. Pensándolo bien, como voy poco al cine, sí que merece la pena pasar tres horas en una sala: con el precio que tienen las butacas, parece que se amortiza el dinero. En este caso, me temo que no ha habido amortización. Antes, sólo algunas películas épicas duraban tres horas : "Lo que el viento se llevó", "Los diez mandamientos". Ahora, cualquier historia de nada se convierte en un "la