ELECTRIFICA TU BICICLETA

Un cartel similar a este (“Electrifícate” o algo así), debió de haber visto Bob Dylan -poeta, mesías de la canción protesta, hijo predilecto del folk- la mañana del 25 de julio de 1965, cuando se dirigía al que había sido su hogar espiritual durante tantos años, el Festival de Newport. Y pensó: "¿Por qué no?", y enchufó, por primera vez, una guitarra eléctrica.
ELECTRIFICA TU BICICLETA, A 40 METROS.
Algún ciclista tradicional, te gritará "¡Judas!", y te quedarás aturdido, como Dylan, pero como él, le contestarás: "no te creo, eres un mentiroso; seguro que alguna vez has deseado una bicicleta eléctrica al subir la Gran Vía, o te has bajado a empujarla cuando ya no podías más" y con orgullo dejarás que el motor de tu bicicleta te lleve. Será tu forma de declarar tu independencia, y sabrás que eres fuerte e impermeable a las opiniones de los demás. Como a Dylan, algún Pete Seeger intentará destrozarla con un hacha, pero si resistes, a lo mejor consigues subastarla por 965.000 dólares, como la Fender con la que se rebeló Bob Dylan.

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