EL PUENTE

Para mí, hoy es el peor día del año, el temido 15 de agosto. El día en que se hace más patente mi soledad. Me despierto y no se oye un solo ruido en la ciudad. Ni siquiera suena el teléfono; a lo mejor nadie sabe que estoy en la ciudad, solo, pero no llaman para comprobarlo. Hace años fui atracado en un día como éste mientras sacaba dinero de un cajero automático. Me asomo a la terraza: hay alguien que pasea su perro, un autobús hace su recorrido habitual pero sin pasajeros, las persianas del barrio entero están bajadas. Unos extranjeros empujan unos carritos del supermercado y hacen mucho ruido al pasar y hablan a voces; a mí me parece que van a perpretar algún robo, aunque lo vayan pregonando, no sé por qué.

Me aventuro a dar un paseo por el barrio, a ver si puedo comprar pan o el periódico, pero todo está cerrado, completamente cerrado. Tengo un momento "Cierra los ojos", pero otro autobús vacío me devuelve a la realidad. Por lo menos no soy el único ser vivo en la ciudad: algún conductor ha sobrevivido al puente. Pero eso no me sirve de consuelo y sigo pensando que un día seré devorado por la soledad y desapareceré. Un cartel me devuelve temporalmente la alegría.

Creo que el lunes probaré esta pastelería: si los dulces están hechos con el mismo sentido del humor del cartel, seguro que están más ricos.

Comentarios

  1. Hola, Enrique: Estoy leyendo tus publicaciones antiguas de carteles y la mayoría son gloriosas. Me he estado riendo sin parar. ¡Me encanta tu humor! MacEdonia

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