UN LIBRO POR TRES BRAGAS
A la cultura por la ropa interior. Jamás pensé que un mercadillo fuese a convertirse en un aliado de la literatura. No sé por qué son tres las bragas que hay que comprar. ¿Por qué no dos? ¿O cinco? Tampoco mi corresponsal me ha informado de los títulos de los libros. A lo mejor se trata de un autor desesperado que se ha buscado esta artimaña para deshacerse de los ejemplares invendibles de su última soporífera novela. O un poeta que ha conseguido ver la delicada relación entre la intimidad y la poesía. Tampoco sabemos si tuvo éxito la promoción. En estos tiempos, es probable que la gente prefiera un kilo de patatas a un libro, como gancho para incentivar las compras.